Vivan las novias.
Yo, yo, yo
que idea esta de que soy yo misma.
Que idea esta de que sé pensar
cuando en realidad todo es estúpido
estúpidA
con a de sufijo flexivo nominal
con A de que aprendida estoy
prendida, no tanto.
¿Qué es lo que aprendí?
De vos, toda mi desesperación.
Ojalá no haberte perdido nunca.
Ojalá no haberte encontrado.
ojalá no haber sido criada
con miedo al abandono.
Qué idea esa de no ser abandonada.
Que poca gracia sufrir menos
que dolor este de no poder sentir pleno placer. Plena, felicidad. Y pelear por el mando. Angustia. Angustia pelea por el mando desde hace semanas y yo, yo, yo, la intento acallar.
Te pido perdón, nena. Te pido perdón, te dejo salir. Que idea esta de abandonarte, me, nos.
Que ilusión estúpida, como yo.
Que imbécil somos intentando separarnos.
Siempre fuimos una, es imposible tenerte, cautiva, rehén. Así empieza la literatura argentina, con una violación. Así empezó mi vida, tu, nuestra: con nosotras: abandonadas.
Ultrajadas desde la cuna. En la infancia.
Y los fines de semanas encerradas, abandonadas.
Y solas, siempre solas, incluso cuidadas, abandonadas.
Incluso amadas, abandonadas
Y siempre el dolor
la vulnerabilidad
la idea esta de ser
estar
vivir
abandonadas.
Con el peso inconmensurable de acompañarnos la una a la otra, como un cazamiento inquebrantable, hasta la muerte.
Convivencia.
Molestia y confusión
ambas dormidas
una encima de la otra
una pieza, de calor, sudor
Tra n s pi ra ción
Ya ni siquiera reconozco mi transpiración.
Ni mi cuerpo. Hay días en los que mi cara se transforma en la tuya, tus manos en las mías, mis pies en los tuyos y tu camino en mi paso.
Ya ni sé lo que escribo ni por qué.
No sé quién soy.
Pienso si dejarnos es lo mejor aunque en realidad todo esto nace de nuestro más profundo miedo, nuestra más profunda vulnerabilidad. Así, revolcadas, nos sabemos olvidadas aún estando recordándonos.
Nos pensamos dejadas aún en el beso.
No reconozco mi transpiración.
Mi tra ans pi ra ción
Todo esto surge sin que yo lo entienda.
Todo es molestia y confusión.
Pero podríamos vivir juntas si no quisieras matarnos constantemente. Podríamos incluso hacer como qué, si tus chistes no fueran promesas a largo plazo
si tu humor no doliera
si no mintieras en la cara.
Pero vení, vení, sigamos acá tiradas.
Como molestia y confusión
que están una encima de la otra
Todas,
transpiradas
todas enredadas
Cuando nadie nos ve.
Podemos ser.
Cuando no nos ven.
Nunca nos ven.
Divorcio.
Te pido, por favor, te pido
necesito que me des el divorcio.
Te quiero, te quiero
pedir el divorcio.
No podemos convivir más juntas en esta casa de papel arrugado y sangre espesa.
No podemos, no entramos más.
Porque tus broncas ocupan mucho lugar, y ponés llantos en cajones que no van, y así, me usas todos los momentos de alcanzable felicidad. Y no limpias el desastre que queda después.
Te pido, por favor, te pido,
necesito que me des el divorcio.
Te quiero, te quiero
pedir el divorcio.
Estoy harta de verte con mi ropa, con mi cara, con mi voz. De tenerte atrás de cada palabra, de cada gesto. Callate.
No soy vos. Aunque seas yo,
no soy vos.
Estamos siendo pero no somos.
Ya nos duele la cabeza de nuevo.
No, no soy estúpida, no
pasa que
No, no te odio, no
pasa que
sos un eco constante
incluso en los pequeños segundos de paz.
No te aguanto, te juro
no te aguanto.
Quiero dejar de vernos.
Te pido, por favor, te pido
necesito que me des el divorcio.
Te quiero, te juro que te quiero
no te voy a abandonar,
tranquilas,
pero si estas cadenas tiran un poco más voy a tener que arrancarme las muñecas
por eso te pido, por favor, te pido
necesito que me des el divorcio
te quiero, te quiero
pedir el divorcio.
Para poder elegirte de nuevo
para siempre
pero en total libertad de irme
si es que alguna vez entiendo cuál otro camino puedo seguir.
Aunque vos y yo sabemos, que aún separadas, vamos a estar cazadas para siempre.
Vos y yo,
cazadas
para siempre.
Te quiero,
y como te quiero
te doy el divorcio.