-
Doce días y doscientasveinticinco noches (Ensayo literario estridulado ma non troppo)
Es diecinueve de marzo. Despierto. Si no fumigaran tanto, el canto de las chicharras sería atronador. En la infancia de la vieja normalidad (la otra vieja normalidad, cuando el tomate tenía gusto a tomate y así por el estilo…), cuando amanecía con mucho calor, las chicharras cantaban a un volumen considerable. Luego crecí y supe […]