Día 24: un poema que te hace pensar en el verano 

Dejo este poema que escribí después de una tarde calurosa abrazando a mi novio. 

Encerrada en el calor de tu abrazo, siento el pelo de tu pecho rozarme las pestañas. Las yemas de tus dedos en mi cintura, los aerosoles de tu respiración en mis oídos. Cubierta con las sábanas de tu cama crujiente, apoyo la cabeza en tu almohada abollada; nunca tuve un sueño tan tranquilo como en tu colchón. El sonido de tu ventilador me arrulla y el gruñir de tus ronquidos me recuerdan que estoy ahí, fundida en tu cuerpo.