Buenos Aires, 28 de Julio de 1937

Sr. Gérard Farrell

Mi buen amigo:
 Acabo de llegar al Puerto de Buenos Aires después de un viaje largo y cansador desde San Pablo. Martín todavía no llegó, llega en unos días. Ahora disfruto de unas medialunas acarameladas y un café con leche en una confitería de Avenida de Mayo.
Hay un poco de viento, el sol recién aparece. Usted me conoce y sabe que no me gusta el frío. ¿Cómo se encuentra?, ¿sabe algo de su familia?, ¿qué tal el clima en Bergerac? Aunque no nos podamos ver, siempre me acuerdo de usted. Espero tener pronto noticias suyas. Reciba un cordial saludo.
Pd: por fortuna tengo la campera de lana que me regaló.
Carmen

                                                                                      Bergerac, 30 de Septiembre de 1937

Querida amiga

Me encantaría estar con usted y tomar un café con medialunas.
Bergerac es un pueblo que quisiera que conozca. Está impregnado de la vida de ese hombre valiente, Cyrano. Nacido en 1619, en París. Hago alusión a esto porque sé que a usted le gustan los detalles históricos. Ayer, frente a su estatua, escuché a un anciano relatando sus anécdotas, y hubiera querido que también usted las escuchara. Ya habrá oportunidad.
 Estoy en el restaurante de un amigo, siempre vengo acá. Aunque él no esté en este momento, es un lugar que me inspira para mis pinturas.
 Espero que esté bien, un abrazo
 G. F.

                                                                               Buenos Aires, 12 de Noviembre de 1937

Apreciado Sr. Gerard

Qué sorpresa recibir su carta. Como me gustaría conocer Bergerac y más a fondo la vida de Cyrano. Sí, me conoce muy bien, es apasionante la historia. Que lástima lo que me perdí.
Me alegro que esté inspirado. Mi amiga, Sofía, y yo servimos la mesa, y mi mamá canta mientras prepara una ensalada, es hermoso verla feliz. Ya casi está todo para almorzar. Iba a acompañarnos Martin, pero dijo que no podía venir.
Confío en que seguirá contándome su vida en Bergerac. La historia de ese hermoso lugar y el progreso de sus pinturas. Le mandan saludos mis padres y Sofía.
Carmen

                                                                                               Bergerac, 3 de Septiembre 1939

 Querida Carmen

 Sin haber tenido noticias tuyas por dos años, te escribo con la esperanza de saber de vos. Espero que estés bien, y que nuestras cartas sigan llegando.
Mis padres se fueron a vivir a Armenia con mis dos hermanos menores. Mí madre te manda saludos, le hablé mucho de vos. Me fue bien en una exposición, no gané el primer premio, pero quedé entre los primeros.
¿Qué es de tu vida? ¿Cómo está Martín?
Espero que estés bien y puedas contestarme. Sabrás por la prensa que la situación en estos países está empeorando gravemente. Mi gente está muy comprometida con la guerra.
Deseo tener noticias tuyas, los días sin tus palabras son abrumadores. Cuidate.
G. F.

                                                                                      Buenos Aires, 17 de Febrero de 1941

Mí querido Gérard

Una carta tuya, de hace año y medio, me llegó ayer. Te mandé muchas, tal vez no te llegaron. Supongo que puede ser por los problemas que están viviendo en Europa.
No hablemos de Martín, hace tiempo que no tengo noticias de él. Estoy muy preocupada por vos. Quiero saber cómo estás. ¿Hay batallas cerca de tu pueblo? ¿Es cierto que van a tirar bombas? Tu vida ha sido muy importante para mí estos años aunque no nos conozcamos personalmente. Espero que este infierno termine pronto.
 Nunca dejé de escribirte ni de pensar en vos.
Ahora estoy por unos días en casa de mí tía, más tarde vendrá mí profesor de piano. Te envío algunas fotos que me tomó mi hermano en el jardín de nuestra casa en Buenos Aires.
Siempre tuya, Carmen

                                                                                                             París, 26 de Abril de 1941

 Carmen

No sé cómo contarte esto, pero voy a decirlo de una vez: aunque te parezca mentira, quizás sea la última vez que reciba tu carta. Tuve que incorporarme a las filas del ejército. Agradezco, a pesar de los últimos dos años que no hemos tenido correspondencia y de que no nos conocemos personalmente, tus cartas. Me han servido para sobrellevar esta vida. Quiero que sepas que ellas han sido una vuelta a mi juventud, y eso te lo agradezco muchísimo. Siempre estará en mí corazón tu recuerdo.
Pd: te envío un par de fotos que me tomé en una excursión a los Alpes
 G.F

                                                                                                             París, 2 de Junio de 1941

Amada y amiga mía Carmen

 Me alegra que estemos en contacto nuevamente.
Espero que estas escenas no te impresionen, pero necesito contarlas. Estando en el frente con mis compañeros, fuimos sorprendidos por una lluvia feroz de balas. Por un momento pensé que iba a morir, y vino tu imagen a mí. Fui herido y me dieron de baja. Estoy recuperándome en el hospital Pitié-Salpêtrière.
 Quisiera viajar pronto a la Argentina… Espero que no sea muy abrupta esta pregunta. ¿Si me tuvieras cerca, te casarías conmigo? Te ruego respondas cuando me abras la puerta de tu casa.
Gérard

                                                                              Buenos Aires, 12 de Septiembre de 1941

Señora Sofía

Mi nombre es Gerard Farrell, soy quien se escribía con Carmen, su amiga. En Junio llegué a la Argentina a buscarla. Toqué varias veces la puerta en la avenida Callao al 630. Una vecina me preguntó a quién buscaba. Me dijo que hacía rato vivía ahí otra persona y que Carmen murió hace casi un año. Le mostré una foto y me dijo que era la misma persona de la que hablaba. Le pregunté por Ud. porque Carmen la nombraba en algunas cartas. La vecina tenía su dirección.
¿Sabe Ud. algo de Carmen? ¿Qué es lo que sucedió? Le ruego me responda en cuanto pueda.
Gerard Farrell

                                                                              Buenos Aires, 21 de Septiembre de 1941

Señor Gerard Farrell

Lamento que se haya enterado de esta forma. Supe del profundo afecto que Carmen le profesaba a pesar de la distancia. Días después de la última carta que le mandó, yo me encontraba en su casa. Al día siguiente la llamé porque le tenía que contar algo importante, y no atendió. Los recolectores de basura encontraron un cadáver a unas cuadras de su casa, cubierto de sangre. Un testigo declaró que mostraba signos de haber recibido un disparo en el pecho. No entiendo cómo le hicieron tanto daño.
Como sabrá usted, ella trabajaba para una embajada, pero nunca me contó en detalle qué hacía exactamente. Tal vez su muerte tenga alguna relación con eso.
Su cuerpo fue enterrado en el Cementerio de la Chacarita. Más no puedo decirle, espero haberle sido de ayuda, y lo siento mucho.
Sofía

                                                                              Buenos Aires, 23 de Septiembre de 1941

 Señora Sofía

Fui al cementerio, y no encontré el lugar que usted me indicó de la tumba de Carmen, pero encontré su nombre en un registro de personas fallecidas. Había muerto el Martes 28 de Febrero de 1941. No sabía a dónde ir ni qué hacer. Dentro de unas horas navegaré a Francia.
 Recién le escribía desde un bar. Salí y crucé la Plaza de Mayo. Me senté en un banco a esperar el transporte que me llevaría al puerto. Mientras los niños jugaban, sentí una ráfaga de aire frío. Al momento llegó el transporte.
 Miré por la ventana y suspiré. Una mujer corría para alcanzar el colectivo. Subió apresurada, con un sombrero blanco que le cubría la cara y un vestido gris. Llegué al puerto y presenté los documentos para embarcar.
Al rato de entrar al camarote, alguien golpeó la puerta y me dijo que habían dejado una nota a mi nombre. Cerré la puerta y abrí el sobre. Era una carta de Carmen. Imposible: decía que pronto nos íbamos a ver.
Salí a tomar un poco de aire a la cubierta principal. Me di media vuelta y tropecé con la mujer del colectivo. Le pedí disculpas y ella se sacó el sombrero y me dijo «Hola Gerard, acepto».

(Continua)

Ilustración de Axel Federico Schaub Farrell