-
Contar hasta tres y meditar
No llegué a leer la primera oración del libro pero ya atiné a revolearlo, golpearme la cabeza contra la pared y gritar: — ¡Prefiero condena perpetua! Hasta que se me apareció la ancianita esa, ¡bah! Si hubiera leído al menos la contratapa sabría su nombre. Ahora que estoy sentada como india, con una flor de […]