Caminó, caminó por largo tiempo, con pequeños descansos a veces y otras, con muy largos. Caminó porque era lo único que pensaba que podía hacer, porque aún no había aprendido a correr, a correr y a llegar. Se sentía nuevamente en una ruta familiar pero diferente a la ya transitada, quizás por ello experimentaba un dolor angustiante y delicioso. ¿Acaso no lo había buscado? No, imposible buscar uno mismo al dolor, somos buscadores de la felicidad, de la dicha eterna. ¿Verdad?

Intentó saber qué hacer, pero aun sabiéndolo seguiría caminando, siempre hacia ella. Recordó la primera noche, cada oración la guardaba en su mente, cada risa, cada gesto, un chat sin fin. Dia por medio, cada dos días, semanas en silencio, infinita tortura, infinita dulzura. ¿No es dulce amar? ¿Es dulce amar en la espera?

Tomó otro camino un día, llano, pradera en flor, eso que inunda de colores la vida. Hubo semanas, meses de sosiego. El corazón a veces se calma y duerme. Siempre se lleva un misterio en silencio, siempre se ahoga una herida. ¿Es posible vivir así? ¿Todos vivimos con ocultas heridas?

Fanny Sánchez