Pasó otra semana más en la Bahía Blanca aperturista, con un promedio diario de 17 contagios de coronavirus y en aumento, con un índice de positividad por testeo del 40%. A nivel nacional, la escalada de contagios y muertes nos viene ubicando en los top ten cada 24 horas a nivel mundial desde hace tiempo. El Área Metropolitana de Buenos Aires, el espejo que adelanta unas semanas lo que va a pasar en Bahía, ronda los tres cuartos de ocupación hospitalaria, en pleno proceso de liberación de actividades. En la Región Sanitaria I, correspondiente al sudoeste bonaerense, las localidades vecinas a Bahía Blanca empiezan a mostrar contagios, en algunos casos en forma acelerada. La ciudad portuaria es el espejo que les adelanta a estas ciudades lo que les va a ocurrir en unas semanas.

En el plano político, parece haberse pactado una tregua entre anticuarentenas y sanitaristas. Los dos bandos aflojaron con sus declaraciones extremas y cuesta encontrar ejemplos, cuando hace semanas te los chocabas por doquier. El trato tácito parece ser este: como la cuarentena se estaba volviendo incontrolable, descomprimamos un poco ahora así cuando llegue “el pico” podemos volver a una fase restrictiva más eficiente. Arriesgado. Una primaverita antes de la tormenta. Ningún sanitarista recomendaría esto si no fuera por motivos políticos y sociales.

Hay una lectura que se escucha últimamente. Estuvimos en cuarentena cuando había pocos casos y ahora que llega “el pico” abrimos todo. Primeramente, no sabemos si nos estamos acercado al famoso e inexacto concepto de pico de contagios, pero supongamos que sí. De no haber hecho la cuarentena temprana, estaríamos igual que ahora, pero peor. Basta mirar lo que pasa en nuestros países vecinos. Sus números siguen subiendo sin tope a la vista.

¿Qué se logró entonces? Esencialmente, garantizar el derecho de cada argentino o argentina a recibir atención médica evitando el colapso sanitario. Se logró limitando los contagios y también ganando tiempo para comprar equipamiento, mejorar instalaciones, preparar al personal de salud, adquirir información clave de esta enfermedad todavía desconocida. Y esto es fácilmente cuantificable. 1,8%. La tasa de letalidad del covid en Argentina.

En el ranking mundial estamos 130 en este rubro. Van algunos países con peor índice que nosotros para ejemplificar. Corea del Sur (2,1%), Chile (2,6%), Noruega (2,8%), Uruguay (3%), Cuba y Austria (3,5%), Japón (3,7%), Puerto Rico y Promedio Global (4,1%), Finlandia (4,4%), Alemania (4,5%), China (5,5%), Suecia (7,2%), Canadá (7,9%) y largo etcétera, que incluye 13 países arriba del 10%. Mientras no se sature el sistema es de esperar que mantengamos este número que debería llenarnos de orgullo. Incluso es posible que lo bajemos, gracias a los avances médicos y científicos, nacionales o extranjeros. Es la tendencia de esta pandemia, de la letalidad de dos dígitos en su arribo a Europa al 4,1% actual.

A tono con esta tregua entre anticuarentenas y sanitaristas, analizaremos los datos que proporciona la municipalidad de Bahía Blanca para presentar el escenario posible para el no tan lejano 28 de agosto, dentro de cinco semanas.

La lógica que se va a usar

Pese a la suba notable de casos, actualmente el sistema de salud se muestra robusto y con margen para soportar bastante más que los nuevos 17 contagios diarios. Repasemos.

Personal de salud

Son el orgullo de todos los bahienses en esta pandemia. Ya han demostrado su valía, pese a los malos salarios y condiciones laborales. Casi todos los hospitales han sufrido un brote en su personal, del que siempre han salido victoriosos y más experimentados.

El conflicto es que se trata de personal calificado, que tarda años en formarse adecuadamente. Se puede echar mano a estudiantes avanzados o voluntarios con conocimientos básicos, pero siempre para tareas de asistencia o poca complejidad. Ya varios especialistas y directores de hospitales han marcado este problema por venir, que se puede resumir en “podemos conseguir más respiradores y camas pero no más personal para hacerlos funcionar correctamente”.

También acarrea otra complicación metodológica a la hora de proyectar escenarios futuros. El personal de salud se contagia, se aísla por prevención, descansa, tiene sentimientos y, tristemente, a veces muere. No es una variable tan regular e inanimada como un respirador o una cama y es responsabilidad de la sociedad y del Estado la adecuada contención para ellos y ellas.

Camas covid y de las otras

En el mundo, y Bahía no es la excepción, se dividen las áreas especiales para covid, del resto de los sectores de los hospitales. Esto que parece tan sencillo es la base del protocolo médico y uno de los motivos por los que varios países europeos tienen tasas de letalidad superiores al 10%. España, Italia, Inglaterra, Francia y algunos más no advirtieron la gravedad a tiempo del flamante coronavirus por lo que no aplicaron protocolo alguno, mezclando pacientes con distintas dolencias. El bicho se esparció a sus anchas y para más inri sobre población hospitalaria, vulnerable por definición.

Bahía Blanca cuenta con 846 camas totales, de las cuales 173 están en áreas covid. Mientras estas alcancen tendremos bajos niveles de letalidad, actualmente en un mejorable 3%. El problema eventualmente vendría si estas camas se llenaran y el sistema hospitalario fuera obligado a reasignar nuevas áreas covid, a costa de lugares destinados a otras enfermedades o accidentes. Es difícil determinar en qué punto de esa transferencia de camas se podría dar el temido colapso sanitario pero veremos posibles puntas analíticas, que ojalá no lleguemos a comprobar nunca.

Otro factor a tener en cuenta serán los brotes del resto de los partidos de la Región Sanitaria I. Si alguno de ellos sufriera un desborde o tuviera casos de mayor complejidad que lo que soportan sus sistemas de salud, vendrían necesariamente a Bahía Blanca, en principio al Hospital Penna o al sector privado y sindical, en el caso de los afiliados de la zona. El resto de la región alberga más habitantes que Bahía, sin tanta disponibilidad de camas y respiradores.

Coronel Rosales ya ronda la centena de casos, mientras que Dorrego y Suárez empiezan a ver sus contagios. Otros han tenido uno o dos casos y los han contenido, pero ya se sabe lo rápido que puede cambiar todo. Ojalá la experiencia bahiense les sirva para adelantarle pasos a la enfermedad.

Respiradores

Si para algo sirvió la cuarentena en nuestra Región fue para aumentar la cantidad de respiradores, elemento fundamental para salvar vidas durante esta pandemia. Bahía Blanca, Punta Alta, Tres Arroyos son algunas de las ciudades que vieron crecer su aparatología al respecto. En nuestra ciudad, concretamente, se duplicaron de los 70 que había en marzo a los 143 de los que disponemos hoy. En las proyecciones marcaré la línea actual y la anterior, para poder valorar mejor el esfuerzo que la sociedad viene haciendo desde el 20 de marzo.

A diferencia de lo que pasa con las camas, no hay respiradores exclusivos para covid. Se trata de un insumo único y, de llegar al 100%, no se podrán reasignar otros recursos. El primer paciente que necesite asistencia mecánica para sus pulmones después de eso, tendrá una expectativa de vida bastante limitada, sea un caso de covid o no. El otro elemento que vuelve compleja las proyecciones es que el uso de un respirador mecánico puede demandar meses, o hasta años por lo que hay un factor acumulativo mayor que con las camas, que suelen desalojarse mayormente en cuestión de días, a lo sumo semanas.

Para determinar el uso de respiradores y camas usaré un método tan inexacto como cualquiera. Se toman los casos activos actuales (261) y se calcula qué proporción utiliza respirador (18, uno de cada 14,5 contagiados) y camas covid (43, uno de cada 6).

Escenario optimista: duplicación contagios cada 16 días

Seguramente todos vieron el gráfico que difunde la municipalidad con los datos del día. Allí figura la duplicación de casos. No se aplica en sí para casos activos, sino para positivos en general, pero pueden ser considerados proporcionales en tiempos de crecimiento de casos. Si dividimos 261 por los 16 días de duplicación, obtendremos que cada 24 horas aparecen 16,31 casos activos Esta sería la proyección:

Empecemos por el lado positivo. Gracias a los respiradores sumados desde el 20 de marzo, no correríamos riesgo alguno de falta de este insumo. Si esta curva hubiera ocurrido sin ese tiempo ganado, estaríamos saturando el sistema en la segunda quincena de agosto.

También en la segunda quincena de agosto tendríamos el agotamiento de las camas covid pero, como ya se dijo, esta variable es un poco más elástica porque podrían asignarse nuevas camas (a costa del resto del sistema hospitalario). Algunos médicos están sugiriendo la ampliación de las UCMA (Unidades para Cuidados Mínimos Ambulatorios) para aligerar los casos leves de coronavirus, pero no sería una medida válida para pacientes graves, mucho menos si necesitan asistencia respiratoria.

Para principios de septiembre, las camas covid estarían sumando cerca de 270, sobre un total de 846 plazas para todas las afecciones. Es necesario destacar que la saturación del sistema no se daría el día uno en que se arribe al número indicado, sino tras mantener esos nuevos contagios por más de dos semanas, impidiendo la renovación de pacientes en tiempo y forma.

En cantidad de nuevos contagios por jornada, estaríamos hablando de un promedio de 65 casos o más durante 14 días para poner en serios riesgos el sistema sanitario bahiense. Un número que estadísticamente nos condenaría a tener al menos un muerto por día.

Si los accidentes y enfermedades no covid se mantuvieran en los límites actuales y los internados de otras localidades no suman grandes cantidades para el sistema sanitario local, los bahienses no tendríamos riesgos de desborde sanitario hasta mediados de septiembre, semanas después del “pico” que esperan algunos especialistas.

¿Cómo saber si vamos por este camino o todo se está desbordando? Bueno, el viernes que viene tendríamos que estar rondando los 28 nuevos casos promedio por día. Si el número es menor que eso, entonces la situación se mantendrá dentro de los parámetros esperables. Si el número es mayor, habrá que repensar un poco las decisiones.

65 casos por día, el número a evitar

Creo que debe ser poca la gente en Bahía Blanca que sostenga que nunca vamos a llegar a más de 65 casos durante dos semanas si no se implementa, en algún momento, un aislamiento preventivo social y obligatorio de carácter más estricto. Por si queda algún desprevenido, se puede realizar una comparación sencilla con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La capital de nuestro país tiene diez veces más población que Bahía Blanca y hace semanas que está arriba de los 1.000 nuevos positivos diarios, con un pico de 1267 contagiados y en aumento ¿Qué motivo científico habría para que en nuestra ciudad la enfermedad se detenga antes de los 65 casos cada 24 horas?

Por lo pronto, en esta tregua política y sanitaria, nos quedará por ver si el viernes que viene hay más o menos de 28 casos y ajustar las velas de acuerdo a eso.  

El índice de positividad de los testeos augura un crecimiento de los casos