1- Introducción: Stalin, Lenin y Trotski

2- ¿Qué partidos políticos son de izquierda en estas elecciones 2021?

3- El trotskismo en Argentina tras la llegada de la democracia

            A- Por si están en el FIT-U o no.

            B- Por su relación con Nahuel Moreno

            C- Por la pecera en la que buscan sus votos

4- El FIT y su penúltima oportunidad

            2011

            2013

            2015

            2017

            2019

            2021

5- ¿Puede ir el trotskismo unido alguna vez?

1- Introducción: Stalin, Lenin y Trotski

Un supuesto Stalin se acerca a Lenin, su referente y camarada, en su lecho de muerte. Le ofrenda un bastón de lujo mientras le cuenta que quiso grabarle una supuesta dedicatoria: al más grande hombre de la URSS, padre del socialismo, héroe titánico de la revolución.

“El problema -continúa Stalin- es que una decisión tan importante requiere el voto unánime de todos los miembros del Comité y ha habido un voto en contra”. 

“Ya me imagino -lo interrumpe el padre del socialismo-. Trotski.”

La anécdota es narrada en “Tetralogía del Poder” del cineasta ruso Alexander Sokurov y levantada por el trotskólogo argentino Eduardo Grüner en Página 12. La negativa de León Trotski a grabar el bastón motiva cuatro disparadores.

1- Claramente darle un bastón a alguien es tratarlo de viejo, un intento de jubilarlo.

2- Trotski sabía que grabar en el bronce las palabras de Stalin era transferirle cierta legitimidad sobre la historia que se empezaría a reescribir ni bien Lenin muriese.

3- El rechazo absoluto de Troski al personalismo, incluso (o sobre todo) tratándose de su referente y camarada.

4- El aleteo de la mariposa que terminaría desencadenando, un siglo después y a miles de kilómetros de distancia, el leit motiv del troskismo argentino, personalismo si los hay, en el que: (a) toda decisión es tan importante que requiere unanimidad y (b) siempre va a haber un voto en contra.

León Trotski en México, poco tiempo antes de su asesinato.

2- ¿Qué partidos políticos son de izquierda trotskista en estas elecciones 2021?

Al cierre de candidaturas, igual que en todas las elecciones desde que existe, el trotskimo tendrá más de una lista de carácter nacional.

Hay también experiencias regionales, vecinalistas o ambacentristas pero sólo dos con presencia en más de la mitad de las provincias. El FIT (rebautizado FIT-U desde la adición del MST en 2019), la mejor experiencia electoral de la izquierda marxista en la historia nacional, y el Nuevo MAS que busca desde 2013, hasta ahora sin éxito, el pase VIP del 1,5%. 

Para seguir jugando cuando ya las primarias barrieron las pequeñas utopías variopintas y los espacios mediáticos que quedan hasta las Generales se dividen sólo entre “los serios”.

¿Cuántos diputados de izquierda hay en el congreso? Hay dos bancas en manos del trotskismo con sistema rotativo de legisladores. Ambas pertenecen al FIT y ambas vencen en 2021.

3- El trotskismo en Argentina tras la llegada de la democracia

Si nos limitamos a los partidos con presencia nacional y algo de historia sobre sus espaldas, podemos resumir a las agrupaciones trotskistas activas electoralmente en 2021 en cinco opciones.

A continuación, una clasificación del quinteto de partidos trotskistas (se acepta también la versión sin la disruptiva segunda “t”, “troskista”, para colaborar con la pronunciación hispana). Los filtros fueron elegidos por el autor de esta nota, en forma random:

A- Los que están en el FIT-U y los que no

Cuatro de los cinco partidos de izquierda marxista revolucionaria forman parte del FIT-U (PO, PTS y IS desde 2011 y el MST, desde 2019).

En 2021, en el Frente de Izquierda de los Trabajadores – Unidad (FIT-U) habrá una interna entre el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), que reclama ya haber pagado el derecho de piso en las elecciones pasadas, y los tres aliados fundadores: El Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e Izquierda Socialista (IS)

El Nuevo MAS va solo y no hay competencia interna, al menos visible en las listas. Todos se ordenan detrás de Manuela Castañeira, su cara más visible, por no decir la única con un mínimo nivel de conocimiento para más del 90% del padrón electoral.

B- Por su relación con Nahuel Moreno

Otra forma de clasificar a los partidos de izquierda marxista revolucionaria es a partir de la gravitatoria figura del dirigente Nahuel Moreno (1924-1987), desconocida para el gran público pero padre de múltiples experiencias trotskistas, siendo la más recordada el Movimiento al Socialismo (MAS), que entre otros méritos tiene el de haber inventado a Luis Zamora, el trosko más conocido, el semifamoso al que todo porteño se ha cruzado alguna vez en un subte, café notable o recital de Bob Dylan.



Luis Zamora, el trotskista que estuvo más cerca de ser presidente

Cuatro dentro de este quinteto de partidos de izquierda surgieron directa o indirectamente del MAS de Nahuel Moreno, no sólo después de la muerte de este en 1987, sino por la caída de la URSS un par de años después. 

Por ejemplo, los futuros miembros del PTS se fueron dando un portazo ante la alianza del Movimiento al Socialismo con el decaído Partido Comunista, el “enemigo interno” de León Trotski.

(Aclaraciones: suele haber una confusión sobre el vínculo entre el PC y los trotskistas, resumiéndolos a todos como comunistas. Esto es un error histórico. Los troskos sólo reivindican la Revolución Rusa hasta 1917 o a lo sumo una década más, cuando Leon Trotski es expulsado de Rusia por los sectores que derivarían en la stalinista URSS. El Partido Comunista era el brazo político de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en todo el mundo, que en tiempos de Stalin y Kámenev asesinó a Trotski en México.

Trosko/a es un argentinismo que denomina a les seguidores del ideólogo y militante ruso León Trotski, doble síncopa de «trotskista»)

El Nuevo MAS, pese a su nombre que remite al Movimiento al Socialismo, es tan crítico de Nahuel Moreno como el PTS. No porque no le reconozcan valores trotskistas y aportes fundamentales a las causas de los movimientos de izquierda en América Latina, sino por algunas de sus lecturas históricas más polémicas, como algunas alianzas con partidos burgueses o su política de entrismo en el peronismo, es decir, hacerse un poco el peronista como atajo para llegar al corazón de los obreros.

El MST y el IS son los únicos que actualmente se reivindican como morenistas, sobre todo en esa interpretación libre del entrismo de Nahuel Moreno, en el que cambiaron a un movimiento de masas como el peronismo por las patronales agrarias, sectores de la iglesia más reaccionaria y Elisa Carrio, la eterna coqueteadora de troskos. 

La concordancia entre estas dos corrientes socialistas en la figura de Moreno no es casual. El partido IS se escindió del MST recién en 2007, veinte años después de la muerte del referente, en 1987.

Nahuel Moreno se transformó directa o indirectamente en una fábrica de cuadros políticos de izquierda que hoy llenan varias de las listas trotskistas y sin embargo está muy escondido en sus discusiones de cara a la sociedad o los militantes de a pie, casi como un tabú, que los fuerza a pelearse una y otra vez por los mismos motivos, que nunca terminan de quedar del todo claros. 

Se entiende. Es más fácil reivindicar a Mariano Ferreyra o Carlos Fuentealba, que murieron jóvenes y mártires, que a un personaje lleno de contradicciones, como cualquiera con más de 40 años de militancia.

Nahuel Moreno, militante y dirigente fundamental del «trotskismo después de Trotski».

El quinto partido, el PO (se estila más el uso fonético de «pe-o» y no “po”, aunque ambas son aceptadas) puede renegar sin contradicciones de Nahuel Moreno. Viene de otra línea fundacional, que tiene como figura más destacada a Jorge Altamira, hoy echado a patadas de su propio partido y del propio frente que ayudo a construir en 2011 contra la “proscripción de las PASO”. Seguramente su salida algo farandulera del Partido Obrero habrá sido celebrada en secreto por los miembros del PTS, en el Frente de Izquierda – Unidad.

Actualmente, Jorge Altamira y Marcelo Ramal (otro histórico) formaron Política Obrera, nombre original del PO cuando fue fundado por el primero y cambió su nombre tras la censura de la dictadura del 76. La reminiscencia en el nombre partidario a una proscripción, se asume, es puramente casual. Todavía son una expresión incipiente con representación en un puñado de distritos, sobre todo del AMBA, pero quizás para 2023 puedan consolidar un armado nacional o sumarse a alguna de las cinco opciones existentes.

C- Por la pecera en la que buscan sus votos

Hay una tercera forma de clasificar a los cinco marxistas trotskistas, que es absolutamente personal: 

Por el público al que parecen apuntar sus campañas y los argumentos de sus militantes, a la hora de prender la chispa revolucionara que cada obrero tiene en su interior. O por lo menos conseguir un votito. 

Mientras el PO y los dos morenistas (IS y MST) suelen buscar un voto, digamos, más gorilón, el PTS y el Nuevo MÁS tienden a interpelar al kirchnerista desilusionado. Paradójicamente, los mayores defensores de Nahuel Moreno, hoy no parecen estar tan de acuerdo con su faceta entrista hacia el peronismo.

4- El FIT y su penúltima oportunidad

2011



Debut presidencial del FIT: Jorge Altamira con el Chipi Castillo

¿Es exagerado decir que Cristina Fernández creó el FIT? Tal vez sí, pero no tanto.

Ante la aplicación de la nueva ley electoral que obligaba a los partidos a superar el piso de 1,5% en las primarias para participar de las Generales, tres partidos de izquierda que por separado no lograban llegar al dígito entero se unen para ganarle a la proscripción stalinkirchnerista del trotskismo.

Para la decisión de los candidatos del frente se carece de cualquier democracia del tipo soviet. El PO era el partido más grande así que compiten con Altamira para presidente. El PTS pone al vice (el vehemente Christian “el Chipi” Castillo) y el IS se conforma simplemente con estar ahí, mientras muchos lo acusan con malicia de ser una agrupación satélite del Partido Obrero.

Los que recuerden la campaña quizás estén visualizando a Jorge Rial o a Chiche Gelbrung pidiendo un votito para Jorge Altamira, como si fuera un indigente en busca de un abrigo invernal.

Finalmente, no sólo el FIT pasó el piso sino que casi que se llega al 3%. No alcanza para un diputado pero la experiencia era satisfactoria. Por esos días el trotskismo no estaba acostumbrado a meter legisladores, salvo con el MAS, Nahuel Moreno y Luis Zamora.

El Nuevo MAS ya existe en 2011 pero no estaba para cosas electorales.

El MST está finalizando su deriva en Proyecto Sur de Pino Solanas y un nuevo coqueteo trunco con Elisa Carrió. Con alianza y todo, no pasan el 1,5% de las PASO.

2013

Este fue el año del FIT.

Llegan a 5,36% a nivel nacional. Aparece Del Caño, con elección descollante en Mendoza y ya empieza a tramitar el cambio de domicilio a Provincia de Buenos Aires. Sí, la izquierda también hace eso. Meten 3 diputados, incluido Nicolás, que viene del PTS y le da un impulso a los reclamos internos de su agrupación por más presencia en las listas.

La elección es catalogada como histórica y razones no faltan. 3 troskos en el Congreso, duplicando los guarismos de la elección pasada. Algunos empiezan a desempolvar los rifles para la revolución. Es la mejor elección de una fuerza trotskista desde siempre. Y, spoiler alert, sigue siendo la mejor.

Distintos analistas políticos ya dan con la tecla en algo que luego sería evidente. El Frente de Izquierda mejora mucho sus números cuando son elecciones intermedias, no presidenciales.

El Nuevo MAS sigue considerando a las elecciones un mero entretenimiento burgués, sin la menor capacidad de generar una revolución, por lo que presenta a su fundador Héctor «Chino» Heberling sin la menor espectativa. Ni se arrima al 1,5%.

El MST está en pleno proceso implosionario y no fue de la partida. El trauma post «frentismo amplio».

Muchos lo dimos por muerto, tras años de papelones que incluyeron padrenuestros en los bosques de Palermo con la gente del campo, Elisa Carrio y gran parte de los que sería Cambiemos.

2015

Año presidencial.

El PTS fuerza a una interna contra el PO y su aliado Izquierda Socialista. Nicolás Del Caño y Miryam Bregman ya son figuras de peso a nivel nacional. Visitan sets de televisión a los que pocos dirigentes del Partido Obrero tienen llegada. Además de Rubén “el Pollo” Sobrero del IS, cuando pasaba algo con los trenes de Randazzo.

Aparece La Izquierda Diario, portal de noticias no sólo políticas del PTS que da gran impulso al partido dentro de la interna pero también al FIT en general.



 La Izquierda Diario:  la revistita del trotskista 2.0

La competencia intestina le da vuelo a la campaña y se consiguen grandes números para una elección ejecutiva (4,22%, un diputado que se sumaba a los 3 del 2013). El mejor momento en términos de bancas.

Pero sin dudas lo importante está dentro del Frente.

El PO gana en casi todos los distritos pero Del Caño-Bregman logran una victoria sobre Altamira, que sufre el primero de los golpes que le esperaban. Se inicia el recambio generacional en el Partido Obrero que no terminará de la mejor manera con su fundador Altamira. El PTS comienza a ganar posiciones hasta convertirse en el partido dominante, años después.

En el Nuevo MAS ya no pueden negar las visibilidades que le dan a la causa revolucionaria los spots televisivos pagados por el Estado. Apuestan todo a una pibita de menos de 30 años: Manuela Castañeira de presidenta. No logran el piso del 1,5%, pero el mainstream político conoce a una nueva participante que llega para quedarse.

El MST logra resurgir y se lanza en soledad, apuntando a conquistar al electorado propio, recuperando la pureza y de la mano del recambio: Alejandro Bodart. Sacan el 0,42%. Menos aún que el Nuevo MAS.

2017

Se empieza a vislumbrar una teoría dentro del trostkismo que podrá ser corroborada este año 2021. “Contra el kirchnerismo estábamos mejor”.

El corrimiento derechoso del electorado motiva a muchos a optar por el mal menor de la Unidad Ciudadana. El FIT baja al 4,70% a nivel nacional y pierden una banca respecto a 2013. El camino a la revolución por la vía electoral ya no parece tan cercano y ascendente. Quizás haya que remar un poco más. Nicolás Del Caño se afianza en la cancha como candidato principal del Frente. Desde fuera del FIT y la izquierda kirchnerista hacen cola para pegarle.

Comienzan los rumores plausibles de charlas supuestas de posibles reunificaciones de la izquierda. Quedan en la nada.

El FIT sabe que tiene un capital y que si sus rivales trostkistas no superan las PASO sus votantes terminarán en su bolsa para las Generales. En los medios, todos se acusan de sectarismos y mezquindades, de ser funcionales a los partidos patronales.

En privado se intuye que el FIT cobra un derecho de piso que, al menos en 2017, ni el MST ni el Nuevo MAS estuvieron dispuestos a pagar. Comienza a usarse la expresión Cooperativa Electoral para despectivar al FIT como un mero instrumento para conseguir carguitos y no pelear por la verdadera revolución de los trabajadores.

Sin embargo, como ya le habían encontrado el gustito a lo de aliarse, el Nuevo MAS y el MST, los dos rechazados del FRENTE DE IZQUIERDA, forman IZQUIERDA AL FRENTE.

Fue increíble. Como una interna que no era una interna. Recuerdo haber festejado la estrategia como un espectador casi fanático de las campañas electorales.

El MST y al Nuevo MAS arañan el objetivo: 1,05%. De haber superado las PASO al FIT no le hubiera quedado otra opción que firmar un acuerdo para la elección siguiente. Y así evitar una diáspora de votos en las Generales, que terminen costando algún diputado en el Congreso.

2019

Se rebautiza el FIT-U, cuando el MST decide aceptar las condiciones de ingreso al viejo FIT.

Se confirman algunas de las condiciones de acceso. Pocos lugares en las listas, poco lugar para los referentes, el viejo y querido derecho de piso.

Tampoco hay mucho para repartir con los resultados en la mesa. 2,96% en las Generales. La peor elección desde la mendigada televisiva de Altamira.

No ingresa ningún diputado, por lo que el FIT-U pierde el q había ganado en 2015. La ola revolucionaria que iba a terminar desbordando el Congreso y convirtiéndolo en el Soviet supremo, termina siendo un bloque de 2 diputados que en este 2021 arriesga ambas bancas.

Ese año se eligió entre Macri y Alberto. Era difícil entre tanta polarización. Se puede perdonar una mala elección, en esas condiciones.

El Nuevo MAS puede decir una verdad objetiva: son la única opción trotskista que creció desde 2015. Ahora sacaron 0,78%, un 0,28% más que la última vez que habían ido solos, tras el fallido intento de la Izquierda al Frente con el MST en 2017.

La Manueladependencia se vuelve cada vez más notable.

Las luchas feministas fueron un bastión de los troskos. En la imagen, Castañeira al frente de Las Rojas

2021

Hoy. O mejor dicho, en unos meses.

Cerrada la instancia de las internas (en las que se espera una paliza del trío PTS-PO-IS sobre el MST), el Frente de Izquierda tiene la obligación de sacar un 4% en las Generales para sobrevivir al menos hasta 2023 o superar el techo de cristal del 6, 7, 8% y posicionarse definitivamente como la tercera fuerza nacional después del FdT y JxC.

Si no hay una mejora certera en la presencia legislativa y el FIT-U sigue funcionando como una cooperativa electoral, incapaz de meter algún tema en la agenda política nacional, deficiente para retener a los votantes de una elección a otra, quizás estemos ante el declive de esta interesante experiencia que cumple, en estos sufragios, los 10 años.

Dentro de la interna, el MST no necesita ganar. Aunque está obligado a demostrar que arrastra un porcentaje alto de los votos del FIT-U. Fogonear a sus figuras, Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y Celeste Fierro, para pelear mejores lugares para 2023 ¿Cuánto sería eso? Digamos que perder por poco contra el PTS-PO-IS. Que no los dupliquen y mucho menos tripliquen, que equivaldría a un tiro en el pie para el Movimiento de los Trabajadores Socialistas.

Por el lado del Nuevo MAS, la apuesta es la misma de siempre: superar el 1,5%, en especial en la provincia de Buenos Aires. Especulan que es la única manera de forzarle en condición de paridad a los miembros del FIT un ingreso que no sumerga al partido de Heberling y Castañeira en el fondo del Frente. De todas formas, en el mundo trosko superar el 1% en soledad sería algo para mostrar, en especial si el Frente de Izquierda no hace una buena elección.

Más allá de cómo se reparta la torta de votos troskista, hay motivos de sobra para esperar una buena pesca para los partidos de izquierda:

1. Es año legislativo y la gente se permite probar, conocer cosas nuevas.

2. Gobierna un frente de centro-izquierda que les da margen para correr al votante progresista hasta lugares donde el kirchnerismo no llega.

3. Hay una pandemia y una crisis internacional que suelen fomentar cambios electorales importantes, también dentro de las expresiones de la derecha política.

5- ¿Puede ir el troskismo unido alguna vez?

Esta pregunta tiene tres respuestas históricas, ninguna contundente.

Primeramente, se puede esperar que algo o alguien (¿una figura carismática?) frene el aleteo de León Troski de la disidencia permanente. O se termine de diluir en el tiempo y las reescrituras.

El segundo período histórico que debe resolverse es el pasado reciente, un análisis de cara a los militantes sobre la ruptura morenista, que permita ubicar pasados comunes, liturgias compartidas, hilos de continuidad, mitos colectivos. Los cimientos de la mística de un partidos de masas.

Algo similar, debería resolverse con la salida del frente de Jorge Altamira, fundador y expulsado del PO, entre algunos de los problemas de los no-morenistas.

El tercer período histórico es el actual.

La solidificación de algo trascendente a nivel nacional y regional a partir de la juntada electoral del FIT-U. Una conquista en los sufragios que ordene los patitos o, por la vía negativa, que el Nuevo Más supere el piso del 1,5% en las primarias y fuerce a una negociación más profunda de cara a 2023. Dividir el ya escaso voto trosko de las elecciones generales no cierra para nadie, mucho menos desde una estrategia meramente parlamentarista.

Sin embargo, aún con todas esas variables solucionadas o encaminadas, es posible que cuando se unan los cinco partidos trostkistas aparezca un sexto, que acuse al quinteto de cooperativa electoral.

Todo puede pasar, en el camino a la Revolución.