Verónica Peñaloza nació en 1986 en Buenos Aires.
No sabe argumentar ni hacer una tortilla que no se desarme.
Ella solía publicar sus escritos en http://loquenolecuentoamiterapeuta.blogspot.com/ .
Ahora con mayor frecuencia lo hace por aquí https://www.facebook.com/loquenolecuentoamiterapeuta/.

Todo esto es un aporte con algún tipo de mecanismo antológico indefinidamente explícito y sin análisis.
Lo siguiente; solo serán cuatro poemas que me gustaron de ella.

  

1. POLUCIÓN MODERNA

Ni las pilas 
ni los chicles
ni las bolsas de supermercados.
El mayor problema de contaminación actual
es la cosificación de la humanidad.
Con los envases no alcanzaba
y con los pañuelos tampoco.
La tendencia marca ahora
tratar a los seres humanos
de manera descartable.
Lo mismo que con el diario de ayer,
se deja a las personas olvidadas
en un banco de plaza
o en el andén de la estación.
Algunos que todavía creemos
en el significado de la palabra incondicional
iniciamos un movimiento 
para frenar 
el desprendimiento indiscriminado de personas.
Se trata seriamente de entender
que para muchos de nosotros
las relaciones no son biodegradables 

2. CLASE DE JAPONÉS



Thomson habla
de la composición del té.
En el aula de enfrente,
Alicia dice de no caer en lugares comunes,
no caer en lugares comunes,
no caer.
Si sensei,
core wa cokuban desu
hai sensei, wakarimasu.
Y pensar que Cerati está en un hospital,
y Menem jugando al golf.
Me pongo en automático,
participo en una conversación
sobre el crecimiento del bambú.
Pienso en que dirías vos
de mi clase de japonés,
pienso en que ya no te voy a poder mostrar
este poema, ni ningún otro.
Pienso en vos.
Seguro la panadería
ya va a estar cerrada
cuando yo llegue.
Sí sensei, sí, perdón.
Ahora Nishihama dice que en japonés
amor se dice –ai-.
No hay caso,
en cualquier parte del mundo
estamos jodidos,
en japonés también
amor se dice
ai 

3. CONDIMENTO

El cuerpo
guarda en un frasquito en algún lado 
la felicidad que me diste los días pasados 
para sobrellevar un domingo como éste. 
Lo destapo como si fuera un frasco de canela 
lo giro con cuidado 
lo miro 
lo vuelco sobre la palma de la mano 
lo contemplo largo rato 
lo cierro con nostalgia 
y lo vuelvo a guardar 
pensando que ya fue suficiente. 
Pero el tiempo es injusto. 
No pasa media hora 
sin que quiera condimentar 
cualquier cosa que haga 
con los ecos de ese amor 

4. Lo que no le cuento a mi terapeuta. 

 Un pájaro se estrella contra una ventana 
una persona grita en una esquina con un panfleto en la mano.
Todavía no sabemos cuál es la señal concreta
pero igual la esperamos
y nos negamos a creer que quizás esto era todo.
Esperamos lo oficial:
un comunicado de la nasa
alguien que nos haga la banda Sonora
para que la ficha termine de caer,
un hallazgo de huevo de dinosaurio
que este vacía la góndola de Manteca 
un posteo que diga 
“listo, hasta acá”
Con cada luz extraña que aparece en el cielo
cada meteorito que se anuncia 
cada niebla que cubre una ciudad entera
o con cada caída de las redes sociales
me pregunto cómo serían las últimas horas.
¿Volvería a la casa donde empezó todo?
Pasearía perdida mirando la gente correr?
¿Correría también?
¿Me querría salvar de algo?
¿Me arrepentiría de no haber comprador un termo Stanley?
Nunca sabemos que las cosas están terminando
hasta que terminan.
Por eso te invite a mi fiestita
se trata de reducir el daño a lo mínimo indispensable,
involucrarnos solo con lo que podemos cuidar
Hubiera sido mejor un pelotero
con sanguchito y jugo
pero no te voy a mentir
esta vez tenemos que jugar en serio.