(De una entrevista realizada por el periodista Joaquín Soler en el programa de tv “A fondo”, España, 1978)

1.

La que sabía a contar era mi madre (…) Pero el día que decidió engendrarme, dio la semilla y también el fracaso. Si se hubiera inhibido sabiamente de mi nacimiento, qué buen resultado hubiera tenido para mi… La que debió escribir fue ella. Muchos no piensan en el grave problema de haber nacido.

2.

(En mi obra) hay intentos de humor. No puedo llamarlos nada más que tentativas, nunca lo logro. Todo es muy triste, se parece a la vida.

3.

Yo era un estudiante de dieciseis años (…) , trabajaba orgulloso en un periódico pequeño, en la sección de espectáculos. Ese periódico lo compraban para sentarse sobre las gradas en las canchas de fútbol. Por algún sector del cuerpo se contagiaba lo que yo escribía a los lectores… Ese era el destino de mi escritura.

4.

“(…) El florero es florero y la carta, carta. Si el vidrio y el agua hacen estragos, es en función meramente pasiva. El drama humano se halla implícito”

(Lectura durante la entrevista de un fragmento del cuento “Declinación y Ángel” de 1958)

5.

Alguien me embarcó en leer a Balzac, y yo lo tomé tan al pie de la letra que lo leí casi todo. Después de un tiempo me di cuenta de que me había empalagado. Y pensé: la literatura no debe ser así.

6.

La escribí en treinta días, pero fue largamente gestada. Lo que se me ocurrió fue un final, entonces dije: a ese final hay que ponerle la parte de adelante. Entonces escribí todo el libro.

(Sobre la novela «Zama»)

7.

Música para mí: la de Bach, la de Beethoven y el cante jondo. Bailar no sé, nadar no sé, beber sí sé. Auto no tengo. Prefiero la noche. Prefiero el silencio.