1.

Mientras más se alejan los hombres de Dios, más avanzan en el conocimiento de las religiones.

2.

No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas lo cual vale más que tratar de llenarlas.

3.

No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos qué forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.

4.

No vale la pena molestarse en matarse porque uno siempre se mata demasiado tarde.

5.

Nunca entenderé cómo se puede vivir sabiendo que no se es, por lo menos, eterno.

6.

Nunca estoy a gusto en lo inmediato, sólo me seduce lo que me precede, lo que me aleja de aquí, los innúmeros instantes en que yo no fui: lo no nato, en suma.

7.

Por todas las evidencias estamos en el mundo para no hacer nada.

8.

Qué orgullo descubrir que nada te pertenece: qué revelación.

9.

¿Qué sería de nuestras tragedias si un insecto nos presentara las suyas?

10.

Regla de oro: dejar una imagen incompleta de sí mismo.

11.

Se debería establecer el grado de verdad de una religión a partir de la importancia que ésta le otorga al Demonio; mientras más le dé un sitio prominente, más atestigua que se preocupa por lo real, rechaza las supercherías y la mentira, afirma su saciedad y le importa más comprobar que divagar, que consolar.

12

Según la regla de San Benito, si un monje se tornaba orgulloso, o solamente contento de su trabajo, debía apartarse de él y abandonarlo.

13.

Ser objetivo es tratar al prójimo como se trata a un objeto, a un muerto, es comportarse con él como un sepulturero.

14.

Si no poseo el gusto del misterio es porque todo me parece inexplicable, o mejor dicho, porque lo inexplicable es mi único sustento y estoy harto de él.

15.

Siento que soy libre, pero se que no lo soy.

16.

Sólo me entiendo bien con alguien que se encuentra en lo más bajo de sí mismo, sin el deseo ni la fuerza de recuperar sus ilusiones habituales.

17.

Sólo lo que se esconde es profundo y verdadero. De ahí la fuerza de los sentimientos viles.

18.

Un libro es un suicidio aplazado.