He sentido perderme en el fuego de tu mirada,

podríamos haber-nos ardido las manos de tanto deseo,

y terminamos recogiendo las cenizas cada quien por su parte para volvernos a armar.


  En momentos supimos refugiarnos al calor de los leños en las noches mas estrelladas y en los días más ardientes.


  Me perdí en el fuego de tu mirada y la plenitud de los vientos más sombríos,

mis letras eran la llama que encendían y apagaban los silencios,

como el fuego que abraza cada madera para ser combustión,

Así fue tu mirada, así fue mi silencio.


  ¡Oh! Si, el silencio se siente 

y las horas grises corren,

como un barco a la deriva o una mirada perdiéndose, quemandose en el fuego,

pero ahí estabas, habitando en el calor de esos días,

desbordando-te en suavidad,

mi bella debilidad.



Autor: Nicolás.