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Horóscopo

Todos tienen ideas diferentes cuando se ensombrece la tarde. Algunos se lo endilgan al exceso de café, otros tienen otras teorías al respecto. La claridad no es la virtud del lugar, meta mate toda la tarde, esos viejos medio oscureti marcan tendencia. Hay cholas importadas que amasan, un bazar baratísimo y una fábrica de televisores. Las doce dan las doce y todo el mundo desaparece pero no aminora el ritmo, los taxis siguen derrapando en las esquinas encharcadas y embarran a las viejas inútiles, se escucha nítida la procesión de los excomulgados.

Lo bueno es que se comen entre ellos. Unos manjar y otros satisfechos, hay felicidad para todos los gustos. El secreto se dice a gritos pero nadie parece escucharlo. Las rubias que aunque pocas ocupan mucho espacio, son Tordo en el horóscopo. A los petisos les toca el Tucán y los rabinos se quedan sin animal.

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Diáspora

La parca los protege y las balas no les entran. Aprovechan para sus andanzas y aterrorizan el lugar. Los curiosos hacen cola para presenciar las fechorías, los honestos se excitan, los otros ponen cara de horror y siguen mirando con disimulo.

Cuando arranca la campaña de arraigo ya todos quieren emigrar. A ninguno mueve el horror, pero el pueblo vecino goza de hermosos escaparates. Quieren olvidar las calles sucias, la pobreza, el embole y el dialecto. Sobre todo el dialecto que suena a tan poca cosa, adoran un elegante italiano del que nadie es capaz.

Mi padre declara que se queda, acá son fachos pero simples, ninguna afectación contamina la vereda. Las calles están sucias pero sólo es polvo, las madres educan sin indulgencia y dan de mamar hasta los cuatro años.

Es una batalla legal sobre el uso de fronteras, de pueblo a pueblo se juzga abandono de trinchera, a otros lares ya es traición a la Patria. Son muchos los que van presos pero la presión no aminora. Las paredes de los calabozos son cazabobos, tienen pintados paisajes de campiña, demasiado realistas para ser verdaderos. Nadie se da cuenta, todos miran embobados, presos con gusto, ni se les cruza la fuga por el mate.

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Show must go on

Van cayendo de a uno y cada uno se acomoda. Las butacas se prestan para el apoliyo y nadie presta atención. La chica grita en el escenario, es desgarrador en todos los sentidos. Un malón que se acerca amenazante retumba en la sala y ya nadie se puede hacer el sordo con los reclamos.

Crujen dientes espantados por el miedo y la acción contundente de los splits. Los cascos de los potros pisotean la yerba que se seca al sol del zaguán. Parece imposible pero todos entran por esa puertita. Al galope descabezan viejas y niños, parecen máquinas de matar.

Pero la revuelta no dura mucho, las cabecitas vuelven todas a su lugar y se ponen a cantar. Las huestes toman conciencia cívica y bailan rítmicamente. La actriz se larga a llorar pero nadie la escucha.

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El gran plan

La mentalidad es poca cosa, cosa de comadres. Lo importante es la conscripción. Ahí se aprende de todo, un poco de cada cosa.

Desde que suena la trova ya nadie quiere marchar, son aires nuevos para Don Amilcar que no comprende un carajo de lo que pasa. Estipula algunos comportamientos para cuando sus nietos crezcan: serán antiperonistas y jamás usarán zapatillas de goma, lo de la pelopincho por ahora se los perdona, son borregos llenos de pelusa, no matraquean todavía.

Después ya no. No quiere ver guasca en la superficie, ni algodoncitos, ni nada. Cuando los pibes sientan cosquillas se saca el tapón y se dobla la lona, una pileta no es un piringundín. Puede parecerse en algo: un matemático diría que cuatro rincones son igual a cuatro rincones. Lo negará Don Amilcar. No le vengan al viejo con este asunto de las matemáticas modernas. Él sabe bien que es un plan bien fraguado por los bolcheviques. Lo tenían en la gatera, cuando el Brujo los cagó (y con el viejo ya bien muerto) lo largaron como un virus. Y claro, las maestras son tilingas: les gusta la moda, les gustan los conjuntos, les gustan los alumnos. No saben lo que hacen.

(¡Perdónalas!). Colaboracionismo puro, fabrican pequeños putos para que occidente se vaya al carajo. ¡Ojo! no es cuestión de valores, pura cuestión de territorio. ¡Claro, nos sobra! ¡Já! rusopolacos vendrán a preñar a nuestras chinas.

Después los Don Amílcares todos apelmazados en Martín García.