Tengo dos amigas y conmigo

somos tres 

y les digo, «las chicas»

como si fueran ellas 

no otras, no otras

ellas, las chicas.

Porque son ellas.

Le dije a mi psicóloga 

«porque las chicas…»

dije sus nombres 

y me miró con dos ojos divertidos

me dijo «ya sé» 

porque sí, sabe. 

Que mis chicas son ellas 

y no otras, y no la generalidad de la palabra.

El otro día estábamos las tres 

en una tarde de día noche lluvia viento fuerte

estábamos las tres 

porque nos vemos cada tanto 

porque mis amigas son chicas ocupadas

porque nos juntamos cuando podemos

y no hablamos.

Nos juntamos una vez al mes 

casi que no nos vemos

y no hablamos.

Una dijo entonces «las iba a invitar a cenar»

aceptamos. 

Nos miramos y aceptamos.

No hablamos. 

Mi amiga de la casa se puso a cocinar 

una tarta que es su tarta y de nadie más.

Yo la miré, me metí en su cocina

le revolví las verduras y ella me aceptó 

a pesar de que sé lo mucho que le molesta

le gusta cocinar sola

me aceptó.

Mi otra amiga quiso hablar

es de géminis

quiso hablar y la abracé

ahí en la cocina.

No hablamos. 

Cocinamos en silencio.

Nos pusimos música. 

Bailamos.

Comimos.

Miramos una peli de zombies 

las tres 

y como llovía 

nos quedamos a dormir. 

Al otro día la dueña de la casa se fue a trabajar

Nos abrió la puerta para irnos su mamá 

que nos había regalado un perfume, me acuerdo, y yo que quería uno hace tanto

me acuerdo 

Gracias. 

Y así nos hicimos compañía 

todo lo que pudimos.

Somos nuestras novias les dije

un poco en chiste, un poco en verdad

son mis chicas 

porque las chicas 

«Sí, ya sé»

me dijo mi psico

con una mirada de «yo también» 

de que ella también tiene sus chicas. 

Y mis amigas tienen otras.

Y así se forma una enorme red de chicas

Y al final todas terminamos siendo amigas.

Un poco novias.

Un poco las chicas todas.

Para acompañarnos,

todo lo que podamos.