Estamos en junio, sin embargo, hace un calor agobiante en Buenos Aires, pero ya no nos sorprende ¿cuánto hace que lo sabíamos?

En las oficinas de la redacción, los equipos de aire acondicionado nos permiten estar en un microclima ideal, aunque tenemos bastante nerviosismo porque el diario cambió de dueños.

La nueva Jefa de Redacción es la mujer perfecta, con una cara y un cuerpo como salidos de un comic. Rápidamente la bautizamos Wonder Woman. Su misión es restructurar, es decir: dejar compañeros en la calle. El caso, es que más allá de sus medidas esculturales, nadie puede descifrarla porque sólo se comunica a través del gerente.

Yo estoy a cargo de la Sección Cultura. No me costó sacar a WW de mi cabeza, porque sé que es inalcanzable y me concentro en mi trabajo.

Hoy se celebra el Día del Descubrimiento de la Vacuna, que nos liberó del coronavirus y todas las editoriales están referidas a ese tema.

Haciendo un poco de historia, recuerdo que íntimamente festejamos, como si hubiera sido la Caída del Muro de Berlín. Pensamos que todo iba a ser distinto y lamentablemente no nos equivocamos.

La realidad se convirtió en una ficción tenebrosa, con una noticia que no debería habernos sorprendido: el ecosistema colapsó. La atmósfera se volvió irrespirable y se propagaron enfermedades graves. Los desenlaces apocalípticos inminentes que se estaban produciendo en el medio ambiente, trajeron consecuencias previsibles.

Cambió la vegetación y algunas especies desaparecieron porque se quebró la cadena alimentaria. Argentina pasó a tener un clima tropical.

La economía detonó y el estallido social se volvió incontrolable, con asaltos a los supermercados y a las farmacias. La violencia y la inseguridad ganó la calle. La sociedad atónita, no tenía capacidad de reacción: estaba desorientada.

La dirigencia política había perdido credibilidad por su inercia de tantos años. Estos temas no figuraban en las agendas de los gobiernos, siempre preocupados por las próximas elecciones. Había vacío de poder. El establishment decidió que todos habían fracasado y que era la oportunidad de reemplazarlos por inteligencia artificial.

Encomendó un programa de gobierno con medidas muy severas, a genios de sistemas, politólogos y economistas, que respondían a un Consejo Oculto. A partir de entonces, tomaron el poder sin encontrar mayores resistencias.

Para los cargos visibles recurrieron a políticos con ideas reversibles y personajes mediáticos histriónicos, siempre de oferta en la mesa de saldos que fueron seleccionados en un casting.

Como el Consejo Oculto no confiaba en ninguno de ellos, dejó la Presidencia en manos de un robot con apariencia humana. Consideraban que podía cumplir una tarea meramente gerencial, programado con frases hechas para responder a preguntas previsibles o consensuadas.

Así llegamos a un Manifiesto del Nuevo Orden, que impuso un freno al caos social, con estado de sitio, controlado por las Fuerzas Especiales: un cuerpo de elite mercenario, preparado para aniquilar al enemigo con armamento de última generación.

Los periodistas de la Sección Política fueron reemplazados por algoritmos y yo sólo grabo notas con preguntas previamente consensuadas. Por esa razón, me tocó en suerte, hacerle un reportaje al Presidente Robot.

Mi situación es incomoda y precaria, no estoy autorizado por la Redacción a repreguntar, ni emitir ningún tipo de opinión.

Acabo de ingresar a la Casa de Gobierno, rodeado de medidas extremas de seguridad. Me acredito y espero en una antesala.

Me invitaron a pasar al Salón Presidencial. Debo admitir que me sentí ridículo con la idea de hacerle un reportaje a un robot presidente. Como si fuera un juego, me permití algunos comentarios humorísticos y sobre futbol, que sólo fueron respondidas con silencio, porque no estaban previstas en la programación del primer magistrado cibernético.

Tampoco comparte los problemas humanos y no necesita del aire acondicionado. Yo en cambio estaba sofocado, no soportaba el saco y la corbata.

En la primera pregunta me aparté del formulario autorizado por la redacción del diario: 

– ¿Cómo se explica que el Consejo no haya elegido un ser humano con ideas propias como presidente, en lugar de un robot?

– Las ideologías fracasaron. La mayoría de la gente no tiene ideas propias y no es creativa, yo tengo mucha más información y un programa de políticas de estado. El ser humano está sobrevalorado.

– Esa respuesta puede resultar ofensiva para sus programadores.

Hubo un nuevo silencio, porque evidentemente la ironía no estaba contemplada en su software.

– Insisto en que corresponde hacerle este reportaje al Consejo Oculto, donde está el poder real. ¿Quiénes lo integran y porque no se muestran?

– Usted debe leer mucha ciencia ficción. El Consejo Oculto es una fantasía que se utiliza para referirse al establishment, que también es otro eufemismo. El Consejo son los ministros.

– ¡Qué bien! Tiene respuestas inmediatas como un cajero automático.

– No soy vulnerable a los agravios. Este presidente tiene una cantidad de información y procesos lógicos, que usted no está en condiciones de confrontar.

– No pretendía ofenderlo, comparándolo con otro artefacto de menor jerarquía intelectual. Si hubiera sido mi intención lo hubiera comparado con una licuadora o una plancha.

Se produjo un nuevo silencio por mi sarcasmo, que no pude evitar.

– Sé que el diario no lo envió a polemizar conmigo, se está extralimitando. No tengo demasiado tiempo disponible y ya tuvimos bastante ejercicio dialectico: formule sus preguntas.

Me fastidia su voz metálica de mando, pero era cierto no me mandaron para deliberar. Mejor coloco el formulario con las preguntas para que su cámara lectora las visualice, responda mecánicamente y dejo de sentirme culpable.

El androide siguió con el reportaje por su exclusiva cuenta y se dedicó a destacar sus ventajas, tales como la de ser inmune a la corrupción.

– Un robot, no sufre trastornos de personalidad, carece de ego, de soberbia y de narcisismo, como todos los líderes misionales y los autócratas, que representan un peligro. Ni siquiera es necesario soportar largos discursos demagógicos, porque no es histriónico, no busca el aplauso, ni le preocupa pagar los costos políticos necesarios.

Los ajustes del programa los analizan celebrities de la economía, con los genios de sistemas. El congreso ya no es necesario.

La prensa debe limitarse a informar objetivamente sin opinar, para no confundir al público. Los sindicatos han sido eliminados, porque ahuyentan a los inversores.

La Justicia ha dejado de ser lenta, no hay más causas eternas. Los conflictos judiciales se resuelven en terminales de computación, que aplican la ley y no son vulnerables al lobby, ni a sobornos. El mismo método se utiliza en las licitaciones, para terminar con los sobreprecios.

Todo está escrito en el Manifiesto del Nuevo Orden, al que prestaron juramento el grupo político y el androide presidente, en una emotiva ceremonia. Naturalmente no se presentó acompañado por una primera dama robótica. Pero en este caso, presumo que la Iglesia no opuso reparos.

Le recordé la condición del medio ambiente depredado, las emanaciones de gases y el efecto invernadero. Pensé que mi pregunta no tendría respuesta, pero me sorprendió con la primicia de la firma de los Protocolos y Convenciones vigentes.

El reportaje en el que no tengo intervención, me parece eterno. Al terminar, hago un ademan absurdo de cortesía, porque ni siquiera tiene sentido despedirse.

En la calle, se advierte que la sociedad es diferente a como la conocíamos. Muchos nerds, lo reverencian como una especie de rockstar. Los chicos lo toman como un superhéroe y compran su réplica de juguete con el mismo entusiasmo que la de Spiderman.

La fuerza de trabajo fue reemplazada absolutamente por la robótica y los desocupados, ajenos a la inteligencia artificial, se convirtieron en marginales peligrosos o mendigos. Por esa razón se autorizó a la población sana, la portación de armas letales para su defensa en caso de ser víctimas de un delito. El ciudadano puede disparar y en caso de que el agresor tenga antecedentes, no hay nada que justificar. Esta información es verificable de inmediato enviando la foto del malviviente a través del celular y rápidamente aparece su prontuario en la pantalla.

El Nuevo Orden impone la ley de Malthus en estado puro. La economía no contempla la supervivencia de los menos hábiles en la selva humana: es darwinismo social de extrema pureza.

Las Fuerzas Especiales cortan de raíz cualquier expresión que incite a los más postergados a la lucha por los recursos y los medios de subsistencia.

Curiosamente el Régimen que sostiene a un líder robótico, tiene muchos seguidores silenciosos, fanáticos de la seguridad y el orden a cualquier costo.

La sociedad atemorizada, actúa como si no tuviera memoria histórica.

Todos prefieren ignorar la realidad y se someten a la lobotomía mediática del único medio informativo oficial. La línea editorial se sostiene en que el ser humano tiene noventa y nueve décimas de patrimonio genético común con un chimpancé y sólo se distingue por su capacidad de adaptación.

Le llevé la nota a Wonder Woman. En la parte final me permití un breve comentario con alguna nota de color sobre las particularidades del presidente y haciendo notar, que los mismos que hicieron fortunas destruyendo el ecosistema, ahora ganarán diez veces más reconstruyéndolo, a través de las empresas vinculadas a esos mismos grupos corporativos.

Lo leyó asombrosamente rápido. Me miró de una manera que no significaba nada y respondió con una extraña voz metálica:

 – La nota no es publicable, los accionistas siguen siendo los mismos grupos. Tampoco son apropiadas las referencias a la falta de humor del presidente robot, creo que los humanos están sobrevalorados.

                                                                                       ALFREDO BELASIO