Capturar. Ese fue el verbo que usaron los medios para definir lo que se hizo con la narcopaloma. También detalla el cargamento que llevaba en su mochila improvisada: 44 rivotriles, unos gramos de marihuana y un pen drive. Dicen que fueron tres meses de investigación para dar con la paloma y poder capturarla. La paloma aparece muerta en los medios de comunicación escritos que levantaron la noticia. En la foto se la ve en una mesa al lado de la pequeña mochila y el cargamento que transportaba.

Sobrecargada, dijeron mis alumnos. Con la mochila al revés, dijeron otros. Justo estábamos trabajando con género policial y la noticia, que era de lo único que se hablaba, se instaló con fuerza en la unidad didáctica.

Una paloma mensajera no va a cualquier lado, su truco es volver. Las palomas nunca olvidan dónde nacieron, por lo que si nace y crece en un mismo lugar, criado por los interesados, una vez adulta alguien la saca de ahí, le pone una mochila con droga y un pen drive y la suelta para que vuelva a su lugar de nacimiento y crianza.

Sólo la muerte las detiene.

Hay algo de eso en el funcionamiento de las cárceles actuales.

Al hablar con personas del servicio penitenciario, subyace la idea de que toda libertad de un preso es temporal. A fuerza de ver entrar nuevamente a aquellos que ya habían salido, se instala y refuerza la idea de que quien fue preso una vez nunca sale realmente.

Las personas presas, como las palomas mensajeras, muchas veces vuelven a la institución de la que salieron, que por otra parte las estará esperando para confirmar la idea.

No es la persona, es su estadía en la cárcel y lo que les espera afuera.

La mirada de afuera sostiene la idea de que quien estuvo en la cárcel no estuvo preso sino que ES un preso. A pesar de haber cumplido su condena sigue siendo un preso. Por eso no consigue trabajo. Por eso no se inserta.

La persona no nació en la cárcel, pero el preso sí. La persona al salir vuelve a su casa, a la calle, al barrio donde están sus afectos. La profecía socialmente instalada dice que el preso eventualmente volverá a la cárcel.

Como las palomas.

La educación es una pulseada contra eso.

La educación en la cárcel es un acto antidestino.