Hace días venía pensando en hacer una traducción en lengua clásica. Este año comencé mis prácticas docentes del Nivel Superior y realicé unas clases en la asignatura «Lenguas clásicas II», una materia que el año que viene ya no estaría más en el plan de estudio. La experiencia me llevó a preguntarme – supongo que sucede en todas las disciplinas – porqué aprender Latín o Griego Clásico. Encontré varias razones, algunas más orientadas a su enseñanza y otras más enfocadas a lo que me llevó a hacer este artículo: la traducción.

Toda traducción significa una recuperación. No es inocente que suceda ni hay una razón superficial que subyaga al momento de traducir. Un montón de decisiones lingüísticas, políticas e históricas se ponen en juego y entran en tensión, muchas veces imponiendo una barrera que nos impide seguir. Una de ellas es sobre la completud de la palabra elegida: ¿Es suficiente lo que digo? ¿Hay un nivel de significado que se está perdiendo en esta elección? ¿Cómo puedo hacer que esa profundidad de sentido que tuvo lógica en un determinado tiempo histórico se recupere en la actualidad?

A su vez, toda recuperación significa un trabajo con la memoria, de hacer visible lo ocultado, de descifrar lo incógnito. No solo significa una victoria entender el mensaje difuminado y borroneado por el paso del tiempo o por la mano del hombre, sino que también es una victoria compartir eso que estuvo bajo la lluvia de tierra.

En este sentido, hoy traigo un poema traducido de Sulpicia. Para saber un poco de ella, lo que podemos decir es que es la única poeta romana cuyos textos fueron conservados hasta el día de hoy. De por sí, esto ya nos da pistas de la importancia que se les dio a las mujeres en el hermético círculo poético romano (es decir, no mucha que digamos). Pero, no termina ahí: Para colmo, no fue tenida en cuenta por los académicos hasta hace unas décadas. Desde este punto, el camino a la traducción tuvo sus dificultades. Del español, solamente encontré artículos realizados por Leonor Silvestri (gracias a la recomendación de Helen Turpaud y Emilio Zaina). Para una lectura completa del poema recomiendo leer el blog de Leonor: http://todonuevobajoelsol.blogspot.com/

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I want to say something but shame prevents me
Fragmento de Safo traducido por Anne Carson en If Not, Winter

1

Tandem venit amor, qualem texisse pudori
quam nudasse alicui sit mihi fama magis.
Exorata meis illum Cytherea Camenis
attulit in nostrum deposuitque sinum.
Exsolvit promissa Venus: mea gaudia narret,
dicetur si quis non habuisse sua.
Non ego signatis quicquam mandare tabellis,
ne legat id nemo quam meus ante, velim.
Sed peccasse iuvat, vultus componere famae
taedet: cum digno digna fuisse ferar.

1

¡Finalmente vino el amor! Tan así que me da más cosita
haberlo escondido antes que haberlo revelado.
Ablandada por mi pedido, la ninfa Citerea
lo trajo y lo dejó en el tetrabrik
Venus cumplió lo prometido. ¡Que cuente mis cumbias
aquél que nunca las haya bailado!
Me hubiera gustado que no se filtrara en las canciones
para que nadie excepto mi chico lo lea antes de tiempo.
Pero me encanta pecar, fingir que me importa lo que dicen los giles:
en el barrio van a decir que los dos fuimos dignos de ser.