Aún en tiempos de catástrofe las prioridades de la monotributista pública se organizan en satisfacer los delirios y exigencias de quién manda, contrata y destrata. En este (y en varios sentidos) el trabajo y el cariño corren por la misma senda. Al final de cuentas sólo se trata de ocupar un lugar en el mundo, incluso cuando en la repartición del espacio le toque un cubículo incómodo y desconcertante.

Según el registro del celular, los cuarenta y tres minutos de conversación telefónica se centran especialmente en lo que nadie se atreve a nombrar. Pero mientras que adentro reina un pacto de silencio, afuera se acerca el momento de la definición. Luego de abundantes especulaciones en todas las conversaciones del territorio nacional, llega el momento del comunicado oficial y las cadenas de televisión se llenan de personajes de traje que anuncian lo que ya nadie puede ignorar: ¨el mundo está atravesando un momento muy particular¨. 

Decreto de necesidad y urgencia Nº 297/2020 en palabras de quien preside: 

– Por ese decreto a toda la Argentina, todos los argentinos, todas las argentinas a partir de las 00 horas de mañana deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio. Esto quiere decir que a partir de ese momento nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en su casa. El decreto se mantiene vigente hasta el 31 de marzo del presente año. Comuníquese, publíquese y archívese.

Resulta que cada vez que la monotributista pública se enoja oprime los dedos de los pies con una ira tan eléctrica que durante las noches tiene calambres en las pantorrillas. El problema existe tanto dentro como fuera del período establecido como Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Hace cinco años que todos los días presentan el desafío de disimular la soberbia que brota como un torrente gracias a las innegables incapacidades de quien administra la jefatura. Toda esa soberbia toma la forma de enojos y los enojos mutan en síntomas de enfermedades múltiples, migrañas demoledoras y brotes de nervios sin aparente motivo médico. 

– Lo que pasa es que ustedes no saben escribir – desliza sin escrúpulos quien administra. Contractura cervical.  

– No tiene gancho ¿entendés?…A la gente no le gusta leer complejo. Dolor de garganta. 

¨NADA DE GÉNERO ̈ escribe en Caps Lock la jefatura. Infección urinaria. 

– Todos tenemos nuestro pensamiento, no quiero que nadie imponga su mirada. Hay que respetar todas las ideologías – quien manda simula neutralidad. Inmediatamente colon irritable.  

 

El 31 de marzo se informa que el aislamiento se sostiene por quince días más y en tal contexto de pandemia las labores de la monotributista pública toman un nuevo matiz: establecer argumentos que vociferen y subrayen la pertinencia de su existencia laboral. La meritocracia no tiene descanso. Al igual que en esos concursos de juegos importados de Australia en la década del ´90 -Supermatch le decían- la competencia se basa en no ser el próximo descontratado. El bonus de dificultad es convencer al público general que continúe con sus inquietudes ordinarias en momentos de semejante extraordinariez. 

Esta tarea de explicar la importancia de su existencia también es un desafío en los asuntos del corazón. – Se termina el mundo y nosotrxs estamos trabajando horas extras ¿te das cuenta? Siendo finales del mes de abril, lo que la tributante omite es que el concepto ¨hora extra¨ no tiene correspondencia con lo escrito en su contrato particular. 

A pesar de las preocupaciones por persuadir a los regentes ministeriales sobre su significativa pero inofensiva facturación mensual, la contribuyente siempre encuentra disponibilidad horaria para la contienda amorosa. En tiempos de encierro la burócrata y el amante esquivo ejercitan una antigua costumbre: hablar por teléfono. Aunque pelear telefónicamente no ofrece la misma adrenalina, implica más bien la práctica de hablar con una pared. Durante estos llamados nuestra protagonista toma la costumbre de abandonar el dispositivo móvil en la cama mientras se va a hacer pis o a preparar un tentempié. Indefectiblemente su interlocutor no advierte la ausencia. No es que realmente ella sufra una incontinencia urinaria manifiesta o un hambre voraz, se trata más bien de un breve ensayo que le permita asumir lo irremediable. Así termina el mes de mayo y a los últimos quince días se le sumaron quince más.

– Me doy cuenta, pero nos vemos en unos días. Hay que esperar un poco más. En junio disminuye mi trabajo y vemos si puedo ir yo para allá. – La voz en el teléfono intenta convencer a la pagadora de impuestos, acerca de la ficción que son el tiempo y la distancia en verdad. – 70 días y 30 cuadras no son tanto ni tan poco, dice. Lo realmente difícil es encubrir su absoluta comprensión de que ya no la quiere. 

En lo hondo de sus pensamientos la monotributista pública establece que su papel en el mercado del trabajo es equivalente a caminar por un alambre de equilibrista, mientras el dueño del circo le hace cosquillas en la nariz con una pluma. Paralelamente, en el mercado del amor su percepción es la de ser el tercer arquero en el mundial ´86. Pero finalizando el mes de julio se suman quince días más y en este juego de roles quién se enoja pierde.

– Lo que pasa es que vos no entendés.- Ocho palabras nada más que descalifican a cualquier interlocutor. -No tuve capacidad de decisión, intenté todo pero no hay caso. Es decisión del ministerio.- Dice una voz en zoom en el mes de agosto, luego del despido a otras 10 monotributistas públicas. Cuando quien administra la jefatura no tiene modo de defender el pozo profundo que representa su figura, adjudica que el enemigo es ¨ministerio¨. Una vil e irrefutable estrategia que establece una batalla entre la contribuyente y el misterioso ente ministerial. Si esta batalla fuera un triángulo sería del tipo escaleno. Si se tratara de una acción específica en una lucha en el ring, sería equivalente a un golpe debajo de la cintura. ¡Posición adelantada señor! se levanta la bandera del juez de línea y se escucha el chillido en el silbato del referí.

El tiempo se va acumulando hacia adentro del hogar y en contra de todos los pronósticos es el mes de septiembre y las migrañas repentinas desaparecen. En plena lucha con los fantasmas ministeriales se han disipado las sudoraciones nocturnas. Llega octubre y la monotributista ya no goza del privilegio de ser ignorada por el amante irresoluto y se confirma la disponibilidad absoluta de una cama de dos plazas. Es el mes de noviembre y sigue facturando cada comienzo de un nuevo período mensual para quién manda ¡desafío de Supermatch superado! mientras los cólicos debajo del hígado van mermando. Termina diciembre y ¿dónde queda toda la bronca? ¿Adonde se fué? Con desconfianza solicita urgente un turno médico. Quiere encontrar la causa de esa extraña incomodidad de un cuerpo saludable.