I

actualmente los discursos publicitarios específicamente políticos (y también los de consumo) no tienden en general a cambiar mediante proposiciones variadas las preferencias de los destinatarios, sino a afirmar o hacer lugar a tendencias de elección preexistentes, asunto que se facilita dadas las líneas ideológicas hegemónicas de la cultura contemporánea y acuerda con ellas. podría decirse que, hoy más que antes, no puede venderse nada que los demás no estén dispuestos a comprar


II

si hay algo para lo que hay disposición actual es a comprar, tener o querer tener ‘otra cosa’, ‘cambiar’ una cosa por otra, sin que importe mucho el objeto ni el destino, ni el destino del objeto. aunque se compre solo la intención de comprar, consumir sin consumar. así como la concepción de la historia que la cultura tiene sobre sí misma parece haber perdido su moderno sentido teleológico, la tendencia de la modernidad a ‘modernizarse’ ha perdido finalidad (propósito), cambiando deseo por goce


III

es por lo menos paradójico que los técnicos en comunicación al servicio del neoliberalismo argentino consideren su discurso como «disruptivo» y «contracultural» (ver el libro de Iglesias Illa) cuando es de hecho hiperadaptado. las formas de respuesta indicadas por Durán Barba a Macri resultan paradigmáticas y funcionales: negar muy breve e implícitamente una respuesta posiblemente complicada sobre un asunto complicado y cambiar de tema hacia algo «positivo», que contenga la bajada (degradación) hacia algo cotidiano, liviano y «divertido», muy fácil de consumir y de elegir frente a lo arduo. por supuesto que el contenido explícito y racional de una respuesta tiene, en este caso, poquísima importancia


IV

primera regla de comunicación del trosco argento: todo lo que aumenta o vaya a aumentar de precio debe mencionarse con la desinecia (obviamente aumentativa) «azo». ahora están diciendo «naftazo», por dio


V

la chica que le enseñaba a hablar a macri, según el decreto 1150/ 2016 publicado en el boletín oficial, tiene el cargo de «coordinadora de gestión comunicacional» con una remuneración equivalente al nivel A, grado 0 – función ejecutiva nivel I. esto quiere decir que cobraba bastante plata por mes. «el cuerpo y la voz son elementos claves de la comunicación. con ellos motivás, emocionás, informás, convencés y seducís», dice ella en su feis. cualquiera se da cuenta de que el trabajo de esta pobre chica ha sido titánico y fue subvalorado. sigan explotando a los trabajadores, después se quejan cuando les hacemos paro


VI

«Nosotros queremos el compromiso del cerdo en la educación». como es sabido, en el pro ha habido más asesores en comunicación que personas. entre todos ellos ¿no hubo ninguno que le avisara al ministro de educación esteban bulich que existe la connotación?


VII

de las aproximadamente 2000 fotocopias anónimas de material teórico con las que se enfrentan los estudiantes de periodismo de cualquier facultad, por lo menos un 25 % dice, de una u otra manera, que un mensaje es inevitablemente una construcción, que esa construcción es generación social de sentido, que esa generación de sentido es circulación de poder. un 20 % de esas páginas describe la infraestructura que soporta ese poder. en otras 200 o más de esas hojitas borrosas -casi nunca rotuladas con la correspondiente cita bibliográfica- se describen instrumentos y métodos para observar los mecanismos de esa construcción, su valor ideológico, su funcionalidad social. pero cuando los jóvenes dejan la academia y empiezan a leer en público descubren su ideología primaria y visceral; patinan sobre la teoría, no parecen haberla digerido ni haberse alimentado de ella. no hay gestos de desconfianza ni prevenciones en sus mensajes. la fantástica realidad y la lectura de ella se presentan como lo mismo


VIII

casi todos los periodistas parecen creer que “lo importante” es lo que establecen las agendas de los medios. se dicen cosas como “éste es un resumen de lo más importante que sucedió hoy en la Argentina y en el mundo…” y se oculta que la agenda es apenas un mapa de elecciones posibles, elecciones condicionadas por un sistema de valores y prioridades determinado por… etc


IX

casi todos los periodistas creen que el delito es lo que debe ser combatido. escasamente recuerdan que los delitos contra la propiedad y algunas formas de violencia son correlativas al estatus económico. ellos llaman delincuente a cualquier acusado o sospechoso, en un gesto hiperpolicíaco (los policías, por lo menos, tienen la precaución verbal de llamar sujetos a los sospechosos). su visión jipi y cagona de la violencia nos recuerda que la calle la han visto solo por tv


X

entienden, los periodistas, que política es nada más que lo que hacen los miembros de los partidos políticos o, de manera más restringida todavía, el poder ejecutivo en manos de un determinado partido político. dado el desprestigio social de la política institucional, cualquiera que quiera lavarse las manos -en consecuencia- lo único que tiene que decir es la insostenible pero demagógicamente efectiva mentira “nosotros no queremos hacer política con esto” y recibirá una sonrisa mediática tan complaciente como ignorante