en los 70 por ejemplo, los intelectuales, los artistas suponían que tenían que decir todo. y no solo decir todo, sino decirlo rápido y efectivamente, porque estaban empujando -para mejor- a la historia.

por ejemplo john anderson, que tocaba muy poco pero discutía con buen gusto las ideas musicales, cree aquí que ese tecladito de juguete contribuye a la canción, cosa que no sucede.

deberíamos pensar que esta época de hoy, que se siente a si misma como ahistórica, tiene cierta ventaja: nos da tiempo para detenernos en los detalles de las cosas, como si no duraran.