Un pequeño registro poético de mis vacaciones norteñas, acomodados según el orden en que fueron escritos:

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primero

alguna vez quisiste dominar el aire
por todas las veces que el pecho te sopló hacia dentro y sentiste
que quemaba la garganta.
las nubes
descienden sobre las montañas, todo es verde
los árboles son verdes
los ojos de los gatos son verdes
lo que tus manos pueden señalar es verde
todo lo que recuerdo ahora es verde,
la nubes coronan espesan solo
la montaña. todo es verde.

cuando googleas jujuy aparece marrón
pero no
te estaban mintiendo: llueve.
en perico tiran misiles para desarmar las nubes,
el monte de a poco
empieza a comerse las casas.

cuando pensaba en ustedes todavía
no estaba enferma, mi corazón
sureño late más fuerte y
el aliento se me va escapando más rápido,
hay un punto ciego en la retina que el cerebro rellena
automáticamente con información del contexto;
eso hice conmigo todo este tiempo.
alguna vez quisiste tener un pequeño control sobre una pequeña cosa,
pero cuando la miraste de nuevo lo supiste:
nunca vas a dominar el aire.

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segundo

1

cada vez que me enfermo pienso en mi mamá
revolviendo sprite con limón en un vasito celeste.
en jujuy repetí esto muchas veces:
yo, en realidad, soy invencible
esto que ven acá en realidad
le está pasando a otro cuerpo, no muchas veces
puedo saber cuándo tengo que parar,
soy un choque en cadena con 5 heridos y 3 muertos en la panamericana,
pienso que algo tan grande no debería poder romperse con tanta
facilidad, hoy me siento derrotada
y esa es la peor versión que tengo.

estoy tomando sprite con limón, ya no es
un brebaje mágico, simplemente elegí
dejar de comer y no quiero
desmayarme en el camino.
decidí dejar de hablarle a mis amigos por un tiempo,
a ellos no les enseñaron a cuidar,
los hombres en general tienen
las palmas mojadas y los ojos incómodos,
4 de cada 5 hombres desesperan ante la vulnerabilidad,
estadísticamente los hombres arman bolsos de cuero negro y se van,
pero yo no los juzgo, tampoco
ninguna de nosotras sabe ya cómo cuidar.

2

vi tantos doctores cuando era chiquitita,
tenía un banana en pijama que llevaba al consultorio
y le hacían los mismos exámenes que a mí.
mutuamente nos quitábamos el miedo, de a gajitos,
como una cáscara de mandarina,
me acuerdo del terror escondido en sus ojos
y de la boca torcida para arriba, me acuerdo
sostenerle la mirada para hacerla llorar,
me acuerdo, yo era malvada cuando enferma, una vez le hice creer
que estaba ciega, me sacaron tantas veces
la ropa semi inconsciente, mi cuerpo
calentaba cada baño de agua fría, mi cuerpo
solo sabe explotar, desde que tengo memoria
hay una sola imagen
es mamá revolviendo sprite con limón en un vasito celeste y ahí
siempre estábamos solas
tomando la chocolatada en un vaso rojo con pico de plástico transparente
siempre estábamos solas. un gran día
vamos a volver a estar una enfrente de la otra
y nos vamos a mirar a los ojos de nuevo
no vamos a estar listas para eso.

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tercero

la escucho decir esto:
una mujer chilena le pregunta si están llamando a los fieles a la misa
ella dice que no,
la campana suena cada vez que alguien se muere,
hay mucha gente vieja en purmamarca, en mi caso
el sandwich de tomate y rúcula fue una mala decisión.
m’hija, no sea exagerada, no se va a morir:
alfon me recuerda que me sale bastante mal la tonada jujeña,
yo quería imitar más bien una tonada boliviana,
estoy tirada en una cama intentando recordar
la enfermera hablando de su hijo enamorado,
y suenan dos
tres
cuatro toques de campana.

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cuarto

curioso orden de acontecimientos: antes
corriendo tras el estuche de la cámara,
que volaba libre y muy lejos de mí,
con una perra desconocida siendo escolta
por si me desmayaba en medio del camino de los colorados,
terminé parada sobre un nicho de un cementerio al pie de las montañas –
puras flores plásticas de colores hermosos en pequeñas cruces blancas.

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quinto

quisiera que mi única duda
fuera esta, por el resto de mi vida
solo quiero saber si ese árbol es un peral
o no.

no pude responder esa pregunta
pero lo hermoso del momento era sostener
la duda para siempre y que eso ya no nos preocupe.
yo no soy así de tranquila,
tengo ritmo de fugitiva, no me acuerdo
cuál fue la última vez que miré a alguien
con ternura, no me acuerdo
de mi última certeza:
mi definición de amor fue siempre el silencio que
hacen las sombras de las hojas cuando se filtra
el sol de la mañana entre las copas.

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sexto

tuve pesadillas en las que sentí que el diablo se desenterraba
debajo de mis pies, ¿podés creerlo?
habíamos tomado muchísimo, me cuesta pensar
que el diablo estuviera sentado al borde de mi cama, y a la vez
en mi pecho, me agarraba las dos manos con la panza
solo decía ay con la boca seca y en silencio
tenía muchísimo calor y la noche
se chorreaba sobre mí; ¿podés creerlo?
la foto que le saqué a esas tumbas,
como si nunca hubiera existido, se veló,
sola y por completo.

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séptimo

quisiera que me chayes este año nuevo
que me cubras de papel picado espuma y alcohol
que dances a mi alrededor y me invites a tu casa
que compartas conmigo lo que tengas en tu cuarto
que me lleves en colectivo a tilcara
que me digas que cuando la luna vuelve al principio me vuelvo una nueva [mujer
y que yo te crea
quisiera que me desentierres cada febrero
quisiera usar las partes de mi cuerpo que hace mucho que están quietas
quiero hacer un carnaval para nosotrws
y que me digas que siempre cada día nuevo pasa y se termina y que aunque [sienta
que voy cayendo velozmente y en picada
puedas mirarme a la cara y asentir
puedas correr un mechón de pelo de mi nariz
y decirme «este año vos vas a poder
esta vez lo lograste, por ahora
lo estás haciendo bien»